martes, 2 de febrero de 2010

Justo donde duele

Deberíamos ver dentro nuestro. Porque hay.
Qué bueno que es volver a escribir.
Obviamente que uno vuelve a estas cosas siempre que se está solo. O por lo menos así funciona en La Vida Contemporánea. Lo mejor de todo es poder estar solo para darse cuenta que no existe tal cosa. ¿Cómo puede uno hablar de soledad cuando se está compuesto por un átomo de la estrella que explotó dando lugar a nuestra galaxia, al igual que toda la materia en el sistema solar? Millones de Billones de átomos, todos repartidos, reutilizados, reciclados y transformados en una flor, una molécula de agua, un pulmón. ¿Cómo puede ser que nos sintamos tan solos, nosotros los seres humanos? ¿A qué le tenemos tanto miedo? Entonces, para llenar ansiolíticamente ese vacío inexistente, nos llenamos de relaciones. Acumulamos materia. La acumulamos pero no la asimilamos.
Cuando la materia humana empieza a escasear en la vida de las personas, quizás es un buen momento para mirar dentro de uno y dentro de las cosas que nos rodea.

Lo digo en serio. En este momento estoy mirando un teléfono, un portarretratos, una lapicera y una agenda floreada. Y en todos ellos veo alguna parte de mí. Y miro esa caricatura y veo parte de mí. Miro dentro mío y veo esos objetos al ver todo el carbono que me compone. Man...no somos más que carbono.

Qué suerte, ¿no? No hace falta temerle a nada porque la realidad no es lo que hay detrás de aquella cortina. Es triste mirar al rededor mío y ver todas las cosas que tengo por una realidad que me hicieron creer desde la cuna. Y haber gastado momentos de mi vida pensando que estas cosas me definían. Yo, Lucía. Yo, alumna. Yo, estudiante. Yo, ¿artista? Mirada de los otros. ¿Qué vas a hacer? ¿Qué estás haciendo? ¿Qué tenés para probarlo? ¿Qué papel dice quién sos?

¿Qué me compro con todo esto?

Carbono.

Qué suerte que el carbono está en todas partes. Porque de verdad es un elemento hermoso.
La materia simplemente no se puede borrar. Lo que existe, existe. No voy a luchar contra la existencia de nada, porque yo no soy diferente de nadie. Soy simplemente carbono.

Qué suerte que existe la soledad y los amaneceres. Qué suerte que el silencio es materia. Qué suerte que la energía es masa por la velocidad de la luz al cuadrado.
Pero mejor salgamos a la luz, a la lluvia. Mejor salgamos a mirarnos entre sí. Me voy a ir a dormir solo por curiosidad, para ver qué sueño loco tiene preparado mi mente para hoy.

Stay tuned.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Diego

Te extraño mucho, te tengo en mis feeds.